domingo, 5 de junio de 2016

Victoria del Real Madrid 3-1 sobre el Ajax, en el Classic Match.


Con el dulce aroma de la Undécima circulando todavía por los alrededores del Bernabéu, más de 75.000 aficionados acudieron al Santiago Bernabeu. Era el día diseñado y pensado para Raúl, en su segundo regreso a casa. Pero en la fiesta del gran capitán se coló uno de sus mejores amigos en el que fue su vestuario triunfal: Luis Figo. El portugués es un prodigio de la naturaleza y su madurez personal viaja a más velocidad que la futbolística, dado que con el balón en los pies se sigue desenvolviendo como aquel chaval que salió del Sporting de Lisboa con el ardor y el empuje propios de quien luego ganaría de pleno derecho el Balón de Oro.

Figo tiene 43 años y es descomunal el despliegue que exhibe todavía. De él fueron las acciones más aplaudidas por una grada heterogénea donde había mucha chavalería y bastantes turistas extranjeros atraídos por la cita jurásica. Figo firmó el 1-1 tras una salida fallida de Van der Sar y después dio la asistencia del 2-1, poniendo con arte la bola en la cabeza británica de McManaman. Después de esas acciones, el Portugues se vino arriba y recuperó un balón haciendo una segada con un aire adolescente que hizo que el Bernabéu aclamara su nombre. Situación que se reeditó cuando cabeceó al travesaño un espléndido servicio de Raúl. 

Por su parte Raúl González, estuvo entusiasta, abriendo huecos, arrastrando centrales, incordiando al portero rival (así es como llegó el 1-1 provocando el fallo de Van der Sar) y tuvo el 1-0 nada más empezar con una de sus recordadas cucharas. Pero la bola no se tiró el rollo con el 7 y salió a dos palmos del palo izquierdo del Ajax Legends, adiestrado por un activísimo Beenhakker, uno de los entrenadores de la Quinta del Buitre. Eso sí, cuando en el minuto 73 decidió Amancio cambiar a Raúl para que entrase Butragueño (7 por 7). El Buitre agradeció esos minutos para regalar un gol sutil y marca de la casa’. El Bernabéu bramó en un revival maravilloso que uno desearía que hubiese durado toda la tarde.

El partido dejó situaciones curiosas. Las Leyendas Blancas llegaron a hacer en el segundo tiempo un homenaje a los zurdos, al coincidir Roberto Carlos, Guti, Solari, Amavisca y Raúl. El 14 dejó varias pinceladas con sus pases dados por el retrovisor, mientras que la grada se deleitaba con las subidas explosivas de Salgado, los cortes imperiales de Hierro y las esplendidas paradas de Buyo, que amargó a los Finidi, De Boer, Overmars y compañía. Al final, triunfo blanco por 3-1 y felicidad ambiental. No estaba Zidane en el campo como otros años, pero su legado sigue vivo y presente. La Undezidane dura y dura.

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